BITÁCORA 12
22 septiembre 2017
El mejor regalo de DIOS... LA VIDA
El día 19 de septiembre se llevó a cabo un simulacro a nivel
nacional, con motivo del sismo que ocurrió en el 85, algunas personas tuvieron
la seriedad para llevarlo a cabo, otras simplemente se reían, otros ni siquiera
quisieron participaron, creo yo que como no vivieron ese momento porque ni si
quiera habían nacido, no lo tomaron en serio o como se debería. Yo tenía
conocimiento de lo sucedido porque mi mamá me platicó como ocurrió y todo lo
que ella vivió, fue muy fuerte lo que hubo.
Ese día recuerdo que todo iba bien, yo ya había salido de la
escuela y me dirigía a mi casa, ya que tenía que llegar a comer para irme a
trabajar de volada, cuando al estar esperando el camión fue cuando empezó a
temblar, sentí demasiado miedo, pánico...no quisiera pasar de nuevo por este
momento.
Pero eso no fue todo, en segundos se empezaron a escuchar
patrullas, ambulancias, no había línea telefónica ni transporte, ni luz, ni
agua, solo veías a todos asustados, tratando de llamar a sus familiares para
ver como estaban, escuchabas que alguien decía: Tal edificio se cayó, Soriana
de Tasqueña se cayó, la escuela Rebsamen se cayó... fue un gran impacto para
todos, yo misma no sabía que hacer, no me podía comunicar con mi mamá, ni con
mi papá, ni con mi hermana, con NADIE...sentía mucha desesperación.
Cuando por fin pude comunicarme con mi papá y mi hermana me
sentía mejor, pero todavía faltaba mi mamá, estaba preocupada porque ella
trabaja en el centro y decían que había ocurrido cosas feas, creo que la redes
fueron buenas, pero también distorsionaron mucho la información lo que creo
mayor pánico entre la gente.
Por fin llegue a mi casa y puede ver a toda mi familia bien
gracias a DIOS, nos abrazamos y lloramos de alegría al saber que estábamos
bien, pero a la vez demasiado triste por todos los edificios que se habían
caído y por toda la gente que había muerto y que estaba todavía atrapada.
Ese mismo día en la noche, ni siquiera pudimos dormir,
teníamos mucho miedo, al día siguiente mi mamá nos dijo que nos paráramos y que
le AYUDARAMOS a hacer unos SÁNDWICHES para llevar a la gente que los necesitara
como eran los rescatistas, ese mismo día compramos medicinas, despensa grande
(leche para niños, agua, frijol, arroz, atún, azúcar y otras cosas más) y lo
llevamos a un centro de acopio en el "Zócalo".
Algo que me impregno y me puso la piel chinita, fue la
manera de como todos los mexicanos llegaban con ayuda, no solo dejando algo,
sino como voluntarios para ayudar en lo que fuera...lo escribo y hasta ganas de
llorar me da...fue algo impresionante.
Al día siguiente mi mamá sacó sus cobijas y de mi hermana y
mía; y las fuimos a dejar en un albergue, al otro día fuimos a
donde estaban trabajando en un edificio que se había caído, pero ya había
entrado maquinaria pues ya no había nadie que rescatar, ya última persona que
sacaron estaba muerta. Ahora si entiendo a mi mamá, ahora si puedo ver lo que
ella vivió, es algo que siempre te va dejar una gran huella.
Lo más importante de esto que sucedió es para que todos y
cada uno de nosotros podamos CAMBIAR, SER MEJORES O PENSAR QUE TENEMOS QUE
HACER, pero no solo por un momento o un instante, si no para siempre, pero lo
más triste es que ya que paso muchos siguen igual, egoístas, mala onda, como si
no hubiera pasado nada.
En mi casa, mi mamá nos dijo que reflexionáramos, que esto
que había ocurrido era para agradecerle a DIOS por darnos un día más de vida y
que nunca lo olvidáramos, cada vez que nos levantáramos pensáramos que somos
demasiado AMADOS, que DIOS nos ha dado el mejor regalo....LA VIDA...que nunca
dejáramos de luchar por SONREÍR Y SER FELICES.
No hay comentarios:
Publicar un comentario